Ha pasado un tiempo desde la primera crónica en la que hablaba de como decidí apuntarme al maratón de Madrid y de como me fue en mi primer mes de preparación.
Pues bien, desde entonces ha habido tiempo a que cambien la fecha de la carrera, adelantándola al sábado 27 de abril. Quiero pensar que mi constancia entrenando es infinitamente mejor que mi regularidad escribiendo crónicas de cada mes de entrenamiento (lo siento, Juan).
En estos meses de preparación ha habido de todo, como podréis imaginar, y creo que he seguido el plan marcado bastante bien. En los meses en lo que había que acumular kilómetros y kilómetros, sólo he fallado algunas sesiones por algún catarro rebelde y algún viaje ha trastocado alguna de las tiradas largas del fin de semana. Pero nada más.
Aunque tanta tirada larga tuvo consecuencias. ¡32k por la casa de campo un sábado a las 9:00! Y es que la rodilla y el gemelo derecho me han venido doliendo el último mes, los tenía muy sobrecargados y he tenido que pasar por el fisio en un par de ocasiones.
Este último mes he bajado un poco el ritmo, confieso que me he saltado algún entrenamiento, siempre intentando que no fuera la tirada larga, para llegar descansado al maratón.
La verdad que el entrenamiento diseñado por Cris y Juan da resultados. La mejor muestra es que el ritmo que llevé en el medio maratón que corrí cuando llevaba 3 meses de preparación fue mejor que el que llevé en la San Silvestre cuatro meses antes, una carrera de 11 kilómetros menos.
La otra muestra ha ocurrido hoy 27 de abril ¡He conseguido terminar el maratón con buenas sensaciones!
Ayer (26 de abril) comencé este post, venía de recoger la camiseta y el dorsal. Sólo quedaba preparar todo lo necesario para el siguiente día. Elegidos camiseta, pantalón y calcetines (y mis zapas claro está) solo quedaba recolectar barritas, coger el cinturón-bolsa que todo corredor popular tiene, meter el abono transporte por si acaso (si abandono que al menos no me salga más caro que terminar), preparar la bolsa del guardarropa con una toalla y otra camiseta, y quedar con el resto de los maratonianos del club para bajar a Madrid la mañana siguiente.
Por la noche recibí un mensaje de ánimo de Cris con consejos de cómo afrontar la carrera para que los kilómetros pasen de la manera mas amena y que no se me hiciera cuesta arriba.
Entre otras cosas le respondí que iba tranquilo y que tenía la sensación de que iba a cruzar la meta, de estar preparado. Por la mañana antes de empezar no estaba nervioso y es que esto tan fácil o difícil como lo quiera hacer uno mismo. Tan fácil como correr el día de la prueba y tan difícil como prepararla durante meses.
La carrera la comenzamos Juan y yo juntos, a un ritmo cómodo hasta llegar a las cuatro torres de Madrid, aprovechando que el recorrido comienza con cuesta para calentar bien y luego poder apretar un poco más cuando el recorrido es más favorable.
La verdad es que yo iba muy bien y tras coger Bravo Murillo aligeré el ritmo, pero sin sobreesfuerzos, corriendo por sensaciones y olvidándome del reloj. Con estas, hice mi primer 10k en 50 minutos y la media maratón en 1h44.
Seguía a buen ritmo cuando la carrera iba por la puerta del Sol, la plaza de Oriente y la calle Ferraz, pero bajando por el parque del Oeste empecé a notar que igual se me hacía larga la carrera y cuando pasaba por Príncipe Pio se me empezó a poner cara de ladrillo y parecía que me iba a convertir en, como diría Pink Floyd, Another brick in the wall (que todos sabemos que la canción habla de la dificultad que tenían los miembros de la banda en superar el famoso muro del maratón).
Los cuatro kilómetros que se hacían dentro de la casa de campo fueron los peores de largo, pero sabía que al salir de allí me esperaba mi hermano para acompañarme el tramo final. La verdad es que correr con él me subió la moral, me ayudo a volver a encontrar mi ritmo y superar el muro. Si no hubiera estado en ese momento creo que me hubiera dejado ir hasta la meta dejándome mucho tiempo por el camino.
Los últimos cuatro kilómetros, en subida, los sufrí mucho, poco quedaba ya en las piernas. Cuando tenga tiempo quiero ir a Embajadores para ver si el tramo hasta Atocha es tan largo como se me hizo a mí. Con los ánimos de compañeros que habían bajado a animar o a hacer el medio maratón crucé la meta en 3h37.
Muy contento en mi primer maratón.
¡Enhorabuena!, buena crónica y grande el esfuerzo, por no hablar del tiempazo que has hecho; ahora el merecido descanso.