TRES AÑOS DE ESPERA

Tres años y medio han transcurrido desde que me puse por objetivo asistir a Benasque a correr la Vuelta al Pico Cerler.

Os pongo en situación, 2018 año en el que nació mi 1ª hija, Nerea, finalizando el año retomamos los grandes retos, corriendo el Maratón de Valencia en diciembre. Como muchos de los grandes retos que nos proponemos, este surgió en una cena de Navidad del Club, que ya adelantó en su post mi amigo y compañero Manuel; «no hay huevos…»

Pues sí, así nos lanzamos a inscribirnos al sorteo para la edición de 2019. Para ponerle un poquito de emoción, unos 3 meses antes de la prueba, me lesioné de gravedad. Rompiéndome el tendón del isquiotibial.

Muchos meses y mucho trabajo de fisios, físico y mental para retomar la carrera. No sin mucho miedo, volví a correr, pero me perdí la oportunidad de tomar la salida en la Avenida de los Tilos junto a mis compis de hazaña ese año.

Esa vez me quede en la barrera como coach y animadora.

Pasado ese verano, comencé a sumar kilómetros con muchas sensaciones raras, sin estar al 100%. Pero contenta por calzarme las zapas tras una lesión tan grave.

Volví a inscribirme para la edición de 2020.

Llegó el 2020 y con la COVID, el encierro y todos nuestros planes al garete. Todo se sumió en una incertidumbre.

El mes y pico de encierro nos llevó a adaptarnos. Jamás pensé tener que dejar de correr por algo que no fuese una lesión. Empezamos con los videos y entrenamientos de fuerza, durante semanas entrenaba a diario. Algo que a priori me aburría, formó parte de mí, lo necesitaba. Cada día me encontraba mejor y más fuerte, era mi ratito para mí. El día que nos dejaron volver a salir a correr, sentí que estaba mejor que hacia 2 meses (sin hacer un solo kilometro corriendo). Lo mejor fue que las malas sensaciones y molestias de la lesión se esfumaron.

Nos quedaba saber si en 2020 se celebraría la carrera, pero no fue así.

EL GTAP del 2020 se canceló, otro año que me quedé con la miel en los labios.

Se acercó el otoño de 2020 y poco a poco se celebraron alguna prueba deportiva. Pero para mi sorpresa acabé el año embarazada.

Así que, en junio del 2021, nació Lucia. Aún con la idea de ir a Benasque en Julio y acompañar de nuevo a mis pupilos como coach, los planes se trastocaron dos meses antes cancelaron las pruebas más cortas del evento. Así que de rebote una vez más llegamos a la edición de 2022.

Mi edición, esta sí que sí.

Aunque en los últimos meses fuimos teniendo bajas en la expedición, el fin de semana del 23-24 de julio pudimos asistir a este gran evento. Que une a apasionados del trailrunning y sus familiares en un entorno privilegiado.

Mencionar que la idea inicial era correr con mi compi de fatigas, pareja, amigo y padre de mis princesas. Pero nos quedamos sin niñeros, así que se sacrificó para quedarse con las peques y esta vez si, que yo pudiese correr esta carrera.

Nuestro viaje desde Madrid a Benasque lo hicimos en dos etapas. Salimos de Madrid el viernes a las 14:00 y llegamos a Benasque el sábado a las 9:00, pernoctando en Benabarre (Huesca).

En Benasque nos esperaban Manu, Rubén y Paula, y dos miembros más del club que ya habían tomado la salida de sus respectivas pruebas. Raquel debutando en el Maratón de las Tucas y Kiko haciendo lo mismo en la Vuelta al Aneto.

El ambiente del finde no defraudó, lleno de gente y el publico entregado a la causa. Por la mañana se disputaron las pruebas infantiles, donde mi peque Nerea debutó y consiguió su 1ª camiseta y medalla del GTAP. Gran iniciativa de la organización, aunque con algo de lio en el transcurso de la misma (mejorable para próximas ediciones).

Finalizada su carrera, nuestra idea era recoger el dorsal de nuestra prueba, pero para nuestra sorpresa durante el sábado solo se podía recoger de 6:45 a 8:00 de la mañana (¡¡¡insólito!!!). Esto obligaba a los corredores (que no hubieran llegado el viernes pronto) a recoger el dorsal el mismo día de la prueba a las 6:00 de la mañana. Deberían volver a poner recogida de dorsales el sábado en horario normal.

No hace falta resaltar, pero aun así lo hago, que el día dio para mucho; paseos, animación, buena comida y muchos nervios esperando la llegada de nuestros compañeros a meta.

Esperamos que para la próxima edición nos sincronicemos mejor con Raquel y tarde 10 minutos más para no dejarnos sin postre, jejeje.

Bromas aparte, solo me queda felicitar la actuación de nuestra compi, que en su primer maratón de montaña, casi hace podio… CRIATURITA!!!

raquel

Terminada Raquel su prueba, fuimos a averiguar donde quedaba nuestro hotel. Grata sorpresa nos llevamos con la cercanía a la salida, y lo maravilloso y acogedor que era el Hotel Vallibierna. Pero mucho mejor aun fue el trato de María, Javier y Canggu (este último enamoro a Nerea).

hotel vallibierna

Tras descansar un poco y duchita fresquita, volvimos al pueblo para ver llegar a Kiko de su hazaña. Y terminamos el día cenando unas pizzas para recargar hidratos para la prueba.

kiko

Prontito volvimos al hotel a dejar todo preparado. A las 8:00 salia la carrera, y aun me quedaba recoger el dorsal. Dormimos lo justito que Lucia (con fiebre) y los pocos nervios me dejaron.

Desayuno a las 6:15 sin cambiar de costumbres y a las 7:30 bajando hacia la salida (gracias una vez más a Juan por irme a recoger el dorsal temprano).

Después de calentar, bromear y unas fotos, nos dispusimos a tomar la salida.

calentamiento

Por fin 24 de Julio a las 8:00, 27 kilómetros por delante con casi 1300 metros de desnivel.

Salimos con calma y cautela, sinceramente creo que pecamos de cautos y nos situamos demasiado atrás.

Tras los primeros 5-6 kilómetros muy corribles a ritmo cómodo, comenzó la subida; senderito estrecho y muy corrible. Lastima situarnos tan atrás, una riada de gente comenzaba a caminar y para mi desgracia apenas se podía adelantar.

subida

Al no conocer el terreno fui adelantando cuando nos dejaban, pero aun así fue difícil. Para mi pensaba ¿Cómo será lo siguiente que ya se reservan?

Por desgracia más tarde descubrí que muchos ni siquiera corrían y no pasaron el primer punto de control. ¿Falta de entrenamiento? ¿o Falta de respeto a la prueba? Lo dejo para otro post.

Unos kilómetros más adelante, seguía adelantando y llegue a Cerler. Subí estupendamente hasta el kilometro 16. A ratos no quedaba otra que caminar por la pendiente del terreno, pero cada metro que avanzaba lo iba disfrutando; fotitos, mucha agua y mis sales y geles cuando tocaban.

Subida

Una vez arriba a disfrutar, ahora tocaba correr. Así que, a disfrutar como una enana en la bajada, cada kilometro un poco mas suelta y confiada. Felicidad absoluta, había merecido la pena cada gotita de sudor para llegar arriba.

A pesar de las pocas salidas a la montaña que habíamos podido organizar antes de la prueba, no llegamos nada mal de forma.

bajada

Finalmente, tras bajar sin apenas incidentes, llegamos al pueblo.

Aun con mucha energía para un último empujón. Allí estaban mis chicas esperándome. Unos 150 metros antes del arco de llegada, Juan me entrego a las 2 peques y pude cruzar la meta junto a ellas.

llegada a meta

GRACIAS, por acompañarme y empujarme en cada kilómetro.

Tras tanto tiempo esperando, no defraudó. Atravesar el arco con el publico volcado y con ellas fue mágico.

Ahora solo queda volver en el 2023 con dos objetivos; retarnos en el Maratón de las Tucas y reponer fuerzas un año más junto a mis chicos en ese gran restaurante, Bombardino; unas tapas y raciones maravillosas y unos litros de “agua con gas”.

Fin de semana para recordar, que tuve la suerte de alargar hasta el lunes. Simplemente mágico.

Solo puedo finalizar dando las gracias y felicitando a cada uno de mis compis, y recordando a los que no pudieron venir que confío en que en la siguiente edición podamos llenar de Ironcitos ese maravilloso hotel.

Gracias por leer hasta el final… ahora solo tienes que buscar tu distancia para el año que viene.