Perdón, que ese es otro cuento. Hoy es Siete Amigos y un Perro en el Parque Nacional de la Cuenca Alta del Manzanares, ese lujo para todos los que disfrutamos de la montaña en cualquiera de sus variantes deportivas. En concreto, una ruta por la Pedriza.

Domingo del fin de semana de cambio de hora y, cuando suena el despertador a las 7, saltas de la cama pensando: ¿serán las siete de ayer o las de hoy? Da igual que tengas el último y más moderno Smartphone que sabe mejor que tú cuando cambian la hora. Siempre te asalta la duda y vas buscando el último reloj digital “normal” que te queda en casa, que te confirma que sí, que no has dormido nada. Porque entre las cerves de ayer, esa “última” copa y el cambio de hora, vas a salir de casa con escasas 4h de sueño.

Así que, con la impresión de que siempre hace más frio del que dice el termómetro del móvil (otra vez el “listo” del móvil, qué sabrá él), te equipas para salir a disfrutar por la montaña un domingo de primavera.

A las 8 en el punto de encuentro empiezan a llegar los compañeros de salida: Juanky, que ha llegado el primero, Rubén (1), Rubén (2), José Carlos (guía y alma mater de la sección de Trail Running del club), Cristina “la Mister” y Baloo, éste último también protestando, que no son horas. Con Marco hemos quedado directamente en el parking de Manzanares, desde donde sale la ruta por la Pedriza que haremos hoy, y nos adelantará luego por la carretera.

8:35, parking de la Pedriza semivacío, nos quitamos la ropa de abrigo, cogemos mochilas y botellas de hidratación, y estamos listos para salir. JC nos explica la ruta con su gracejo habitual y esos términos “técnicos” con los que describe las diferentes cumbres (mojones): una ruta de aproximadamente 15km y +700m de desnivel acumulado, desnivel que ganaremos casi al inicio de la carrera, sobre el kilómetro 7, en el que coronaremos los 1.580m que son nuestra cima de hoy (el parking está a escasos 900m de altitud). Desde allí, terreno en larga bajada que nos dejará correr, y un último repecho entre los kilómetros 11 y 12, para ya volver a bajar sin parar hasta nuestro punto de salida en el parking.

montaña

Ruta poco técnica, casi toda por senderos. JC, no sabemos por qué, les tiene manía a las pistas forestales cómo nos demostrará en un par de puntos de bajadas “off road”.

Animados nos ponemos en marcha con JC de guía, y los demás en hilera sin un orden establecido, más allá del que marcan nuestras fuerzas.

Comenzamos el ascenso hasta el collado de Quebrantaherraduras por senderos paralelos a la carretera (siempre huyendo de pistas de más de 1m de ancho, parece que a JC le provocan urticaria, o una verdad más prosaica: así nadie le adelanta). Una vez allí ya hemos acumulado más de 100m de desnivel. Todos hemos subido a buen ritmo, con el ánimo intacto y en plenitud de fuerzas.

Desde allí y después de reagruparnos, tomamos el PR-M16, precioso sendero que entre bosques nos acerca poco a poco a la Cuerda de Los Porrones que une La Pedriza con uno de los picos más emblemáticos de la Comunidad de Madrid, La Maliciosa. El sendero siempre en ascenso cuenta con tramos de escalones naturales, piedra suelta, raíces y todo tipo de terrenos tan característicos del Parque Natural de La Pedriza.

Tramos de fuerte pendiente nos obligan a veces a echar manos a rodilla y caminar, pero la magia del paisaje nos hace más llevadero el esfuerzo y “casi sin darnos cuenta” vamos devorando los kilómetros y el desnivel. Después de algo más de 5,5 km y 500m de desnivel salimos a una zona abierta en el corazón de la Cuerda de Los Porrones donde aprovechamos para tomar un pequeño respiro, reagrupar, contemplar las vistas del valle y hacernos unas cuantas fotos de equipo.

Desde aquí, únicamente nos queda 1,5km de ascenso, por lo que retomamos la marcha con el aliciente de que estamos a puntito de llegar a la cota más alta de la ruta. JC, obediente al encargo de Juan de muchas fotos y postureo, se esfuerza en retratarnos a todos y pasa constantemente de la cabeza a la cola del pelotón para inmortalizarnos (a veces con caras y posturas “poco decorosas”). En uno de los momentos en los que se queda atrás para el reportaje, La Míster encabeza la expedición junto con Baloo y de nuevo hace gala de su extraña habilidad para saltarse los desvíos… No pasa nada, unos segundos más tarde llega el segundo grupo que con un par de gritos bien dados advierte a los de cabeza para que se den la vuelta.

Y así, entre risas, gritos, y algún tramo sin resuello, estamos sin darnos cuenta ya en el punto más alto, donde podemos volver a respirar y hacer fotos, aprovechando las fantásticas vistas de gran parte del Parque Natural.

Comenzamos el descenso en fila de a uno por un rápido sendero sin mucha dificultad técnica pero que en algún tramo pone a prueba nuestra pericia y los ligamentos de los tobillos. JC reta a los Rubenes y Cristina y se lanzan a tumba abierta, dejándonos a los “abuelos” detrás más cautos.

Una primera parte rápida con alguna curva cerrada y desembocamos en una pista forestal (en las famosas Zetas de La Pedriza). Después de pocos metros descendiendo por la pista, JC nos indica que debemos desviarnos por “algo” que levemente recuerda a una trocha, pero que dudamos que sea transitable. En fin, no queda otra que seguirle y rezar para no despeñarnos, lo que está a punto de suceder un par de veces, con algún que otro resbalón, “culetada” de Manu incluida, y algún que otro improperio que soltamos, pero en pocos metros volvemos a reencontrarnos con lo que parece un sendero (menos mal…).

Desde allí solo nos quedaba disfrutar durante unos Km de un rápido descenso por un precioso sendero entre bosque donde aumentamos rápidamente la velocidad media de la ruta. Marco sufre un pequeño percance en un tobillo, pero después del susto se recupera bien y puede continuar sin mayores complicaciones, aunque con bastante dolor.

Los dos Rubenes se sueltan y bajan rápidamente siguiendo a JC que iba dando berridos, en lo que es ya marca de la casa cuando sale al monte…, criaturica. Manu prefiere asegurar para no volver a recaer en su reciente lesión, pero sin distanciarse en ningún momento. Juanki con paso firme no se despega del grupo y hace gala de su experiencia, y Marco, un poco más rezagado y cerrando el grupo, poco a poco se va encontrando menos dolorido y consigue correr sin problemas. Cris disfruta del sendero junto con Baloo, que no muestran ningún síntoma de cansancio a pesar de que entre idas y venidas se ha hecho probablemente tres o cuatros kilómetros más que el resto.

Llegamos a Canto Cochino, donde paramos a reagrupar y comentar la jugada. Después de ver que Marco puede continuar sin problemas y de rescatar a Baloo, que siguiendo el ejemplo de no se sabe quién había entendido que ya tocaba entrar en los chiringuitos a tomarse una cerve, nos ponemos de nuevo en marcha.

Con ritmo tranquilo pero constante salvamos el último ascenso del día hasta el collado de Quebrantaherraduras de nuevo. Allí tomamos el camino por el que habíamos ascendido a primera hora de la mañana y nos dejamos caer con ganas hasta el punto de partida.

Han sido algo menos de dos horas de trail en una preciosa mañana de primavera por la Pedriza. Madrugar ha hecho que hayamos estado prácticamente solos toda la ruta, excepto el tramo final de vuelta, corriendo a nuestro aire y disfrutando del paisaje y los compañeros.

Toca relajarse y disfrutar del “tercer tiempo” en la sede social del Club, donde se nos unen Juan, con Nerea, Bego y Marisa, que se han metido también una “pequeña” paliza de 18km por Tres Cantos. Unas cervezas, unas tapas, y de vuelta a casa a nuestras labores con la sensación del deber cumplido y esa satisfacción que se nos queda a pesar del cansancio.

Próximo evento el 14 de abril, con la posibilidad de que algunos acompañemos a Cristina en el trail de Hoyo de Manzanares en una carrera que, a buen seguro, culmina con un nuevo podio, si no se pierde, claro. Hay carreras de 10km (+247m) y 20km (+485m).

¿Os ha gustado nuestra crónica? Os esperamos en las siguientes salidas.

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